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Historia compartida (I)
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Autor:  Blackbird [ Lun, 05 Nov 2012, 02:26 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé

Autor:  EagleFlyFree [ Lun, 05 Nov 2012, 14:04 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de

Autor:  Vilsenas [ Lun, 05 Nov 2012, 17:39 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en

Autor:  Blackbird [ Mar, 06 Nov 2012, 01:24 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente.

Autor:  EagleFlyFree [ Mar, 06 Nov 2012, 14:32 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas

Autor:  vilkrax [ Mié, 07 Nov 2012, 00:41 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas de humance, medio hombre medio mono

Autor:  Vilsenas [ Mié, 07 Nov 2012, 15:21 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas de humance, medio hombre medio mono llenas de asquerosos gusanos

Autor:  EagleFlyFree [ Mié, 07 Nov 2012, 20:23 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas de humance, medio hombre medio mono llenas de asquerosos gusanos que dan ese sabor

Autor:  vilkrax [ Mié, 07 Nov 2012, 23:06 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas de humance, medio hombre medio mono llenas de asquerosos gusanos que dan ese sabor tan característico que la distingue, con ese color...

Autor:  EagleFlyFree [ Jue, 08 Nov 2012, 00:54 ]
Asunto:  Re: Historia compartida (I)

Me desperté una mañana, cálida y sin nubes, en muy mala compañía y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.

Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?

Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme hasta un callejón oscuro donde sería perfecto completar mi gran ritual demoníaco.

Una vez finalizado, me di la vuelta y la asesiné brutalmente. Era algo grotesco y muy sangriento, pero me excitaba el hecho de ponerme a cuatro patas delante de su inmundo cadáver. Sí, estaba enfermo. Cosas peores vi en mi juventud, pero eso es el ritual habitual. Así que continué hacia mi gloria, la aniquilación humana.

El siguiente paso era masacrar a las razas de piel peluda y a todas las feas. Empezaremos por pastores belgas y sus odiadas ovejas para finalmente terminar con todo el que me pida este pequeño duendecillo. Cogí los arreos de mi sanguinaria tortuga africana y nos fuimos hacia Howarts donde tenia algunos cientos de adolescentes salidas para unir a la gran cacería peluda.

Y sin mas dilación, raudo y sin demora, como un gran meara negro y hambirento, apostaté. Después de apostatar fui estúpido, pues me acordé que era hora de merendar mientras foreo en una catarsis dementora diferente. - Qué ricas las galletas de humance, medio hombre medio mono llenas de asquerosos gusanos que dan ese sabor tan característico que la distingue, con ese color verde con tonos radiactivos

P.D: Son cuatro palabras

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