Me desperte una mañana, calida y sin nubes, en muy mala compañia y un intenso dolor cuyo origen no recordaba. Junto a mi una anciana de aspecto descuidado, calva y con bigote me sonreía sospechosamente, así que decidí darle un sonoro, gran montón de patadas en la cara.
Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que te voy a .... comer a besos como sigas mirándome así, zalamero. Ay, mama, qué miedo,esta viejuna me quiere seducir a base de promesas de fornicio y las mas altas perversiones.
Así que tuve que ingeniármelas para escapar de sus garras a través de la ventana roja que había al fondo de la mazmorra, ¿qué hacía yo allí?
Tras un escalofrío, recordé cuál era mi misión, estaba claro que tenía que seguir con ella. Matar a Jesús debía, ella susurraba. Detenerla con mi gran espada y hacer que se callase de una maldita vez decidí que era mejor irme a mi casa para no causar problemas. No la vi seguirme
P.D: Buen detalle lo del primer párrafo, no me di cuenta. Yo particularmente tengo la queja de que mi anterior post terminaba en punto. Esa penúltima frase tiene menos sentido de lo habitual, pero bueno, dejémoslo estar, jeje...
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