Bueno, esto es lo que tiene no currar mañana y haberme tomado un café esta tarde, que no puedo dormir así que me ha dado por escribir. Aquí os dejo la 2ª parte de mi historia donde meto un poco mas de trasfondo para la partida de navidad.
Las crónicas de Gerard Von Drack II
Hacia una semana que los exploradores y los correros habían partido y aun no había noticias. La espera lo estaba desquiciando, había asistido a los entrenamientos de los soldados todos los días desde que lo soltaron, mantenido insufribles entrevistas con los componentes del consejo de la ciudad e impartido conferencias sobre cual era la mejor manera de enfrentarse a los no muertos, pero ya no había nada que hacer salvo esperar, y eso era lo peor.
Como cada mañana Gerard salió de la cama tras una noche de horrendas pesadillas en las que se mezclaban imágenes de su familia asesinada con las de sus hermanos de armas masacrados y esos fríos y brutales ojos negros. Distraídamente pasó la mano por las dos marcas que tenia en el cuello, ya casi no eran visibles, pero en su día, casi le cuestan la vida y el alma. Solo se salvo gracias a la magia de los elfos, a eso y al ansía de venganza. Se anudo el pelo en una cola de caballo y salió de los aposentos con sus pistolas al costado, era hora de practicar un poco.
Al salir al aire fresco de la mañana le llego el inconfundible sonido de las espadas entrechocando. Es posible que en esta ciudad estuvieran atrasados tecnológicamente, pero los años de enfrentamientos con los orcos habían hecho del ejercito de la ciudad del sol uno de los mejor adiestrados y preparados que él hubiera visto en años. Se dirigió a la arena de lucha para contemplar como Tordrek se batía contra tres oponentes y los derrotaba uno tras otro. El general de la ciudad combatía sin armadura, con unas calzonas, un casco y un escudo, aparte de su inseparable espada. Desde su excarcelación se habían hecho buenos amigos y no se extraño al verlo allí tan temprano. Al general le gustaba entrenarse antes de ir a atender los asuntos de la ciudad.
Con una sonrisa el sudoroso guerrero se dirigió a su amigo --Saludos Gerard, una buena mañana para morir. ¿Sera hoy el día?--
--No Tordrek, hoy no será, aun tienen que llegar los exploradores, pero yo calculo, por lo que dicen los refugiados, que tardaran aun otra semana en llegar, eso nos deja tiempo para terminar de prepararnos, y lo más importante, les da tiempo a tus amigos los enanos a acudir en nuestra ayuda.—
--Espero que tengas razón. Ven amigo mio, quería hablar contigo. Veras Gerard yo se por qué luchan mis hombres, se por qué lucho yo, incluso sé por qué luchan esos malditos ogros que hemos instalado a las afueras de la ciudad, pero…. Igual me estoy metiendo donde no me llaman, pero…… ¿Por qué luchas tu? ¿Por qué quedarte en esta ciudad si tan pocas opciones de salir con vida tenemos? ¿Por qué arriesgas tu vida así? Mis muchachos luchan por sus familias, los ogros luchan por comida y oro, y yo lucho por honor, pero ¿Qué motivo tienes tu para ansiar la muerte de esa criatura aun a costa de tu vida?—
--Una vez, Tordrek, fui como tu. Yo era capitán de la guardia de la ciudad de Fürth, tenia mujer y una preciosa hija. Una noche, regresé a casa, encontré la puerta abierta y dentro mi familia había sido asesinada, el autor seguía echado sobre el cuerpo de mi mujer arrancándole la vida. Lo atravesé con mi espada, pero en vez de morir empezó a reírse, me miró a los ojos y me lanzo contra la pared. Eso es todo lo que recuerdo. El monstruo se había ido cuando desperté. Deje mi puesto y me dedique a perseguirlo, desde entonces lo rastreo con la esperanza de acabar con el. Esta es la primera vez que llego antes que el a su destino. Sé que viene aquí, y aquí lo esperaré. Una vez que este muerto, ya nada me quedará por hacer en este mundo y podré reunirme con mi familia en los salones de Wotan. —
Cuando el cazador empezaba a hablar de nuevo los vigías se pusieron a gritar. Los exploradores regresaban. Los dos amigos se dirigieron a las puertas que ya se estaban abriendo y vieron entrar a los cinco jinetes de las montañas que habían sido enviados a recoger información.
--Señor, el ejército es mayor de lo que se esperaba, son innumerables los cadáveres que marchan contra la ciudad.--
--De acuerdo soldado, entremos e informemos al consejo, llevamos días esperándoos. —Con una mirada Tordrek indico a los exploradores que se dirigieran al palacio del consejo. –Ven tu también Gerard, igual escuchas algo que sea de tu interés. —
Los informes de los exploradores solo confirmaron lo que ya sabían. Solo agregaron un detalle que a nadie le pareció importante excepto a Gerard, la hueste parecía estar liderada por un hombre sin rostro, por desgracia, no supieron dar mas detalles de dicho general.
Tras varias horas de infructuosos debates sobre que hacer, los guardias franquearon la entrada de un robusto enano de barba roja, lucia una ornamentada armadura gravada con extrañas runas que brillaban a la luz de las velas, junto a él un elfo de dorada armadura se aproximó al consejo y tras ellos marchaban una docena de compatriotas enanos, acorazados y armados con imponentes martillos. El silencio se apodero de la sala, solo roto por los atronadores pasos de los enanos.
--Saludos Tordrek, general de la ciudad, y saludos también al consejo regente. Mi nombre es (¿Snorri?, (general de Nacho)), vengo en nombre del rey Gungir al mando de tres legiones, en respuesta a la petición de auxilio expresada por esta ciudad. – Todo esto lo anunció el general enano a nadie en particular, y cortando los murmullos que se habían empezado a escuchar. Tras el anuncio, se dirigió al consejo: -- La memoria de los hombres es muy corta, y por desgracias la nuestra no es mucho mejor. Ni el mas anciano de esta ciudad podrá deciros quien o para que fue construida. ¿Para que construir una ciudad en un valle que esta incomunicado la mitad del año por las nieves, y la otra mitad es prácticamente inaccesible? ¿Por qué nosotros, el pueblo de la montaña, guardamos los pasos montañosos vigilando sin cesar? ¿Por qué hemos respetado a las tribus de orcos que pueblan los bosques y asaltan las escasas caravanas que intentan acceder al valle? Vosotros no podéis contestar a esas preguntas, pero nuestros libros si.
Dejadme que os cuente una historia.
Esta historia habla de un tiempo pasado, de un tiempo en el que los elfos y los enanos eran las únicas razas civilizadas y los hombres dabais vuestros primeros pasos en Mantica. Era un tiempo de música y felicidad. Pero los dioses son caprichosos, y en la tierra se abrió un agujero, de ese agujero salieron unas criaturas infernales con la piel como la roca fundida, que escupían fuego y portaban espadas en llamas y obedecían las ordenes de los dioses oscuros, y les llamamos Grinmirr, vosotros los llamasteis demonios…… Una ola de oscuridad arrasó a todos los pueblos, muchas esplendidas ciudades de elfos y enanos cayeron y millares de vidas fueron sacrificadas, durante años vivimos bajo la oscuridad de los Grinmirr… pero entonces llegó Tordrek, el caudillo que condujo a mi pueblo, victoria tras victoria, a la gran batalla final. Por otro lado los elfos también combatían a los demonios y poco a poco llegamos al origen del mal, al agujero de donde emanaba todo su poder, los hombres que habían sobrevivido escondidos en las montañas se armaron con los equipos de los caídos y acudieron a la batalla. Tras días de infernales combates los demonios fueron derrotados y el agujero sellado con potentes conjuros gravados en roca por elfos y enanos. Sobre el portal sellado se construyó una torre, y alrededor de esa torre una ciudad, en esa torre viviría el guardián del portal, y en la ciudad su ejército. Sin embargo los elfos y los enanos querían regresar a sus hogares, a las montañas los primeros y a sus refugios forestales los segundos, así pues decidieron que serian los hombres los que guardarían las puertas del infierno. Para mas seguridad Tordrek convenció a los hechiceros elfos para que realizaran un impresionante conjuro con el que mediante atronadores terremotos levantaron una cordillera alrededor de la ciudad, dejándola aislada del resto del mundo excepto por dos pasos que serian vigilados por su pueblo.
Al principio los hombres fueron fieles al juramento, y durante generaciones guardaron las puertas fielmente, pero al final, la memoria les falló y la ciudad creada para defender el sello se convirtió en una ciudad sin mas, los orcos aparecieron en las montañas y nosotros nos vimos acosados por ellos, la historia quedo escrita en los libros y se borro de nuestra memoria también
Bueno aquí os dejo el tostón este. por si a alguien le apetece leérselo. Si alguien se anima y quiere que siga que me lo diga, si no no pondré mas para no aburrir a nadie.
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